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ELECTROSHOCK TARONGER

Dwomo son argonautas musicales, se enfrentan a la música sin miedo y sin prejuicios. Como dúo nacieron en Madrid y actualmente viven en Valencia, pero en realidad son un grupo con una visión global, capaces de muchas cosas, atentos a todo. Son los únicos músicos que conozco que se declaran fans de The Cramps, versionan a José Luis Perales y además cantan en chino. A ver quién es el guapo que supera eso.
Hace cuatro años comisarié un ciclo de conciertos en Valencia para el Octubre Centre de Cultura Contemporànea. El asunto consistía en invitar a una serie de artistas a que interpretaran canciones de otros artistas valencianos. Valían todos los estilos, cualquier época. Se trataba de celebrar el legado musical de nuestra Comunidad y cuanto más se abarcara, mejor. Por supuesto, pensé en Dwomo, que llevaban ya unos años en Valencia. No sólo porque son uno de mis grupos españoles favoritos sino por lo que he dicho en el primer párrafo.
Siempre me dio mucha pena que apenas quedara constancia de aquellos conciertos. Los 12 artistas y bandas que se involucraron hicieron un trabajo excelente cuyos resultados podían disfrutarse tan sólo por una noche. Caballero Reynaldo grabó su repertorio y lo publicó bajo el título de Intercanvis (los curiosos lo encontrarán en la web de Hall Of Fame Records). A partir de dicha propuesta, Arthur Caravan crearon un espectáculo, Si t'arriba el dematí (la nit de la música en valencià), que también pasó por otros escenarios. El resto de conciertos se convirtieron en momentos únicos que pudieron disfrutar unos cuantos privilegiados. Que tres años después Dwomo decidieran grabar parte de aquel repertorio fue sin duda una gran noticia.
Destilado, comprimido y refinado, ese repertorio se ha convertido en Electroshock taronger, una de esas aventuras musicales tan de Dwomo. Fruto de aquel trabajo de investigación que les llevó a enamorarse de canciones y artistas que en muchos casos han sido olvidados o maltratados (o ambas cosas), esta selección de canciones cumple una doble función. Por una lado, rescata nombres y títulos que en muchos casos son desconocidos para el público. Por otra parte, Electroshock taronger hace eso tan propio de Dwomo de llevarse a su terreno (y cuando hablamos de Dwomo, el concepto de terreno es tan vasto e imprevisible como el propio universo) las composiciones de otros.
Así, en Electroshock taronger descubrimos al Colonel Pipo y a su Paloma de la paz, una rareza que data de 1967. Nos reencontramos con los In Fraganti de Remigi Palmero y Bustamante, y con este último volvemos a toparnos a través de un tema de su última producción, su pop mediterráneo mutando dulcemente al cosmic lounge de Dwomo. Hay canciones de grupos de rock como RC Druids, que en su día brillaron con fuerza en la escena underground local (término que, tratándose de Valencia, es casi una redundancia). También hay un recuerdo a Esgrima, un grupo tan inclasificable como su líder, Hilario Cortell; escuchando la versión de Dwomo, da la impresión de que esa canción fue hecha con la secreta intención de que, algún día, estos dos extraterrestres acabaran tocándola.
Electroshock taronger también tiene esos giros tan propios del dúo. Por ejemplo, cantar en inglés y en clave de country el gran éxito de Vídeo La noche no es para mí, que aquí se llama Night Is Not For Me. O transformar en canción italiana Latino, el hit de Francisco. La cançó está también presente por medio de un tema del nunca bien ponderado Ovidi Montllor, que era punk antes de que el punk existiese y ni siquiera tuvo que conectar una guitarra eléctrica para demostrarlo. También se recupera El sueño del sapo, una canción de Amor Sucio, vitriólica formación fundada por nuestro Caballero favorito, ese que responde al nombre de Reynaldo, coproductor de este álbum. Una composición del indomable Fela Borbone, guardián del verdadero espíritu subterráneo valenciano, concluye esta terapia de electroshock. Tal como dicen Dwomo en su manifiesto, con él sacarás la naranja que llevas dentro. No me cabe la menor duda de que así será y por eso cada día me gustan más.

Artículo: Rafa Cervera.

 

OSINAGA



La historia de la música es una incesante búsqueda de ideas nuevas que nos sorprendan y emocionen. Miles de artistas aparecen cada año en un panorama siempre cambiante. Ese dinamismo es una las mejores virtudes de esta manifestación artística. Pero todos sabemos que la realidad es mas bien tediosa y luego los grupos con los que nos topamos suelen ser copias de copias, mas bien sosos y desde luego muy poco sorprendentes. Ahí es donde aparece la primera virtud de quienes si que son singulares. Los que apremian con su creatividad y su irreverencia. Los ciertamente creadores personales. Esa es la magia de Dwomo. Un dúo inclasificable, tenaz y agitador que presenta ahora su primer álbum.La historia de Dwomo es tan especial como sus canciones. Ellos no tienen nada que ver con estériles operaciones de marketing disfrazadas de modernidad (últimamente tan comunes) ni con una estúpida importación de ideas moda. Ellos dicen hacer Cosmic cocktail. Un agitado combinado con visión global (al menos en su visión metafórica). Dwomo son Jorge Loran Martín-Fabiani y Antonio J. Iglesias Zurita. Dos madrileños coleccionistas de sonidos, creadores de artefactos musicales. A sus canciones les aplican dosis de techno, impresionismo roquista, aires bailables y brisas exóticas. Tienen formación cosmopolita y se nota. Son responsables de tres cd singles imprescindibles y ahora los creadores de Osinaga, su álbum. Un titulo que es, dicen, una propuesta de apellido para el planeta. Al que le ponen música como si fuera un caleidoscopio girando a toda velocidad. Entre la provocación del rock y la sofisticación del lounge.

Revolucionarios y visionarios, Dwomo cantan a Marley en japonés (Redemption Song – Kaiho No Kyoku), ponen a James Bond en la pista (Licencia Para Bailar) y le hacen una canción del mismísimo juego del bingo. Frivolidad e inteligencia en grandes dosis. Una propuesta que habíamos soñado (¡por fin algo creativo en el panorama español!) y que traducen al modo retro-futurista. Conscientes de que lo suyo no es el karaoke ni la imitación. Vamos, que son casi como un complejo vitamínico. Estimulantes para el organismo, con buen rollo, imaginativos y sorprendentes. Habríque decir que, tal y como anda el patio, excepcionales.

 

Artículo: Tomás Fernando Flores
Siglo 21 Radio 3


 

DWOMO + GENTLE MAN - iCONOCLASTAS NECESARiOS

 

Fechas atrás, en mitad de una entrevista/ conversación, un servidor preguntaba a Dwomo por el humor en su música, porque siempre había entendido su propuesta como una ralladura maravillosa, desquiciante y genial repleta de comedia. Pero verles en directo es algo muy serio. Convertidos en clásicos del rock madrileño por méritos propios, siempre estimulantes, si en formato dúo sus conciertos se caracterizan por su intensidad (siempre han funcionado mejor en directo que en estudio), como quinteto, que es como se presentaron en este nuevo concierto en la capital... Imagínense.

Condenados por demasiado originales por el sector más acomodaticio de los aficionados a la música en nuestro país (como a otros artistas de personalísimo talento, se les aprecia más fuera que dentro), su gran virtud –precisamente- reside en esa insistencia suicida, en la apuesta por el compromiso con su proyecto (es lo que es, lo tomas o lo dejas) que les hace fieles únicamente a sí mismos. Además, y esto es lo más importante, tienen canciones, buenas canciones, originalísimas canciones. Por todo esto, resulta -cuando menos- llamativo que un grupo con tantas virtudes pase desapercibido por el gran público, una banda que podría haber sido bandera y que ha quedado relegada a un orgulloso segundo plano. Ellos lo saben, siempre jugaron al despiste y no lo han escondido, porque ello es algo así como su seña de identidad, aunque ese empeño en viajar contracorriente haya jugado en su contra.

...


Artículo: JuanP Holguera.




Otras:

...... Artículo versiones Electroshok
 

 

 

REFERENCiA - MONDO SONORO

DiSCO DiOS



El dúo Iglesias Zurita y Martín-Fabiani vuelve a sorprendernos con su cuarto disco. Hablando mal y pronto, Dwomo es uno de los pocos grupos, que lejos de regirse por modas, convencionalismos y gustos mayoritarios, hacen lo que les sale de los cojones y encima se quedan tan anchos, o lo que es lo mismo, se quedan como Dios (quizás de ahí el acertado título de este trabajo).

Fieles a su idea de no renunciar a ningún sonido ni estilo para poder expresar de la mejor manera posible su mensaje, en “Disco Dios” podemos encontrar desde reminiscencias al surf en “Siete plagas”, al pop electrónico de “Pastillera”, pasando por el alter-punk de guitarras poderosas de “Humanoide” y por los sonidos precolombinos de “Arapahoe”.

Como de costumbre, el surrealismo está presente en la mayoría de las letras del disco, trayéndonos irremediablemente a la mente a otro rara avis como Albert Pla. Eso sí, Dwomo, pese a caminar también por el lao más bestia de la vida, lo hacen arropados por sonidos más cálidos y embriagadores.

Doce eslabones en forma de canción, que, pese a su eclecticismo, se unen fabulosamente unos a otros formando esta pequeña joya.



Artículo: David Lorenzo. Leer completo



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